Convocatorias

miércoles, 31 de marzo de 2010

La Lanzada deja a Granada embelesada

El Zaidín vino a Granada y lo hizo como le corresponde a lo grande y con solemnidad, pues se presentó el Moreno y la Virgen de la Caridad. Con que arte y majestuosidad procesionó esta hermandad, un sentimiento ambivalente se apoderó de mí de repente. De un lado, de orgullo, al ver con embeleso una cofradía que para mí ahora es más que eso, y de otro lado, ver al Moreno desde la distancia porque así lo quiso quien se manejó con jactancia. Uno de negro zaino iba al lado de su sagrado Longinos, asestó su lanzada cuando ejecutó su oportuna celada.
Cuando ellos lo quisieron se fueron para el barrio porque en Graná ya no pintaban ná.

Martes Santo en Granada, Zaidín

martes, 30 de marzo de 2010

La Lanzada viene a Granada


Hoy Martes Santo, es tiempo de Zaidín, la Lanzada se encuentra en Santo Sanedrín. Como hermano de la cofradía espero en la plaza del Carmen que la Valiente porte a nuestro Señor con valentía. Otra cosa no cave esperar de una cuadrilla a la que le espera un largo caminar. El credo en el que se apoya la Valiente no es otro que su rezo diligente al Señor de la Lanzada en su discurrir hacia Granada. Una muchedumbre lo espera en la catedral metropolitana, donde como es costumbre, alguien bajo la parihuela remedará a Javier Sierra Antequera Vámonos pál barrio que aquí ya no pintamos ná Buena Estación de Penitencia tengan Señores de la Valiente, que yo ya ando en la espera impaciente.

Lunes Santo 2010

lunes, 29 de marzo de 2010

Lunes Santo en Granada: El Señor del Rescate


En ese tono nostálgico que permite la evocación de tiempos pasados, he querido fijar mis ojos ya cansados, hoy ya Lunes Santo, en Nuestro Señor del Rescate y lo he hecho por dos motivos, que me resultan personalmente muy emotivos. Los dos tienen que ver con mi semanasantera militancia desde la más tierna infancia, aunque entre ellos en su cronología existe una brecha de equidistancia. El primero fue el trabajo costalero que durante doce años realicé bajo el Señor del Rescate, trabajo perpendicular pues fue a hombros, ya que entonces en Granada no se trabajaba a Costal, bajo las ordenes de Chico Ibáñez, pupilo del "Barrales", y bajo el Señor del Rescate con su túnica de castillos y leones. Qué grandes emociones surgen al recordar a cada uno de los compañeros y hermanos que bajo el paso empujaban siempre adelante con sus enormes corazones. Y yo, además, sentía que por fuera mi compañera del alma y mi hijo Enrique, con sólo unos meses de edad, me hacían compañía. Los que hoy experimentan sensaciones parecidas, deben saber que otros las experimentaron antes, así se construye la historia viva de nuestra Semana Santa, en la que cada uno de nosotros ponemos un humilde renglón de este magnífico relato.
Y el segundo motivo tiene como denominador común con el anterior la túnica de Castillos y Leones, pues fueron las manos finas de mi madre las que puntada a puntada bordaron, hace sesenta años, una obra tan divina. Para dejar constancia de ello el siguiente vídeo es fedatario de un momento tan bello. Y que además expresa el amor más desinteresado de los sentimientos humanos, el que se tiene por una madre.

Cándida Prados Peregrina Bordadora del La túnica del Señor del Rescate.

domingo, 28 de marzo de 2010

Devoción para los momentos de Pasión

Ya está el Devostisimo Señor de la Lanzada sobre su Calvario, en espera de su oportuno sudario. Con el retranqueo han quedado a su paso todo el conjunto bien fijado, Longinos, NUESTRO Cristo y demás elementos exornales para gozo y disfrute de sus costaleros juncales. Ha quedado, en su entorno, el negro mejor elegido según corresponde y se ha desprendido del otro negro que sólo fue adherencia para momentos de inclemencia. El negro no es sólo un color, sino que también para algunos es símbolo de valor, ahora lo tiene el que más luchó por él y ahora es su mejor acreedor.
Desde este rincón narrador y semanasantero no quiero rezar al Jesús del madero sino al que anduvo en la Cruz. Ahora son todos los que están, más no están todos lo que son. Yo he vuelto en Domingo de Ramos, en la Corrala de Santiago, a disfrutar de su concierto. Sublime interpretación que me dio inspiración, por ello con un oportuno giro no quiero que la Valiente quedé en el olvido, queda el mencionado rincón dedicado para glosar el ayer, hoy y el mañana de nuestra Semana Santa, para disfrute de todo aquel que le apetezca este plan en su nuevo afán. Desde el mismo os deseo una magna Estación de Penitencia en la que portaréis al Cristo de la Lanzada para que lo disfrute toda Granada, yo lo haré cuando delante tenga su presencia, desde el amor y la obediencia.
Comenzamos rememorando el ayer:
Vía Crucis Abaicinero
El barrio castizo y misterioso del Albayzín nos ofrecía hace muchos años, una procesión muy típica y sugestiva. Corría el año 1917 cuando un puñado de buenos albaicineros se reunían para fundar la Cofradía del Vía Crucis. Hermandad que figuraba entre las más antiguas de Granada, rivalizando en antigüedad con la del Santo Sepulcro. Durante los primeros años, debido a la pobreza de su fundación la imagen del Cristo que figuró en el desfile era cedida. Tuvieron que pasar años para que la cofradía pudiera costear y encargar al escultor Espinosa Cuadros la imagen de su sagrado titular.
La salida procesional se realizaba regularmente el día del Viernes Santo, a la hora del alba, desde la iglesia del Salvador. A la misma hora desde la cercana Iglesia de San Bartolomé, iniciaba también su peregrinación procesional la Virgen de los Dolores. Ambas imágenes eran transportadas en andas hasta plaza Larga, siendo aclamado su encuentro. Al principio, los hermanos que acompañaban a los pasos no iban vestidos con vestimentas penitenciales. En su momento las túnicas nazarenas fueron de color morado con bordadura a los pies, rememorando la túnica del Señor. El Cristo de la Amargura marchaba desde plaza Larga, seguido de la Virgen de los Dolores, por la calle del agua, las Cuatro Esquinas, San Gregorio, plaza de la Cruz de la Piedra y carril de San Miguel hasta llegar a la ermita del Arcángel.
Las imágenes quedaban allí y pasada la Semana Santa, los cofrades realizaban el traslado del Cristo a la iglesia del Salvador y la Virgen a la de San Bartolomé. Las dos imágenes desaparecieron en los incendios de los años treinta. De 1936 a 1944 no hubo procesión, reanudándose la tradición cuando se encargaron las nuevas imágenes.
De una manera algo impresionista, me gustaría dar unas pinceladas de color a este gran evento que tristemente, como otras cosas de la Granada de ayer, han caído en la senda del olvido.
Imaginad esa suave madrugada abrileña, de la primavera granadina, dulce, melancólica; que se despierta al son de una discreta sinfonía luminosa, que va posando sus tenues luces en la pureza de la sierra lejana, y en los vagos contornos de las rojas colinas. Una blanda neblina envuelve sus pintorescas callejas de barrio moruno. Gracioso laberinto propicio a las románticas fantasías y evocación de tiernas palabras. Rosados destellos alegran las viejas hornacinas conservadas por la devoción. Delicados aromas brotan de las blancas tapias de su encantados cármenes y pintureros huertecillos. Canta saltarina el agua en sus limpias acequias, para brillar mansamente en sus aljibes de elegantes trazas.
Se ve una compacta muchedumbre que se apretujan en las intrincadas callejuelas. Los mozos lucen su peculiar traje de los días de fiesta. Sombrero de ala ancha, blusa corta y provocativa faja colorada con abotinado pantalón. Ríen las mozas con el optimismo de la juventud, juncales albaicineras, de ojos de brasa, profundos, enigmáticos, de soberano talle y arrogante cabeza tocada de rojo clavel.
Vemos avanzar silenciosamente y con devoción la doble fila de penitentes morados. En medio de la procesión y vestidas de nazarenas, preciosas chiquillas, llevan en bandejas los atributos de la pasión. Luciendo sus bellísimos rostros desfilan las tres Marías y la Verónica.
Sube la cuesta con imponente naturalidad la imagen de Nuestro Padre Jesús de la Amargura, agobiado por la pesada cruz de pecados humanos. Tras él camina su apenada madre la Virgen de los Dolores, ofreciendo ella misma la víctima del más sublime drama que recuerda la humanidad.
En rincones de inigualables belleza se han colocado altares, reflejo exacto de las catorce estaciones que narra el Evangelio. Altares establecidos bajo el patrocinio de la cofradía titular, donde los vecinos se vuelcan con entusiasmo religioso y artístico. Siempre favorecido por las características de la naturaleza pinturera del Albayzin. Primero, se colocaron imágenes y más adelante vistosos cuadros de Pasión. En algunos puntos de la ruta, como el del Arco de San Antonio, se colocó una imagen colosal de Cristo, y al pie los soldados romanos que apuntaban con sus lanzas el costado de nuestro Redentor. El contraste de las luces que se reflejaba en cascos y armadura, junto a la silueta de la imagen, impresionaba profundamente. También es de recordar el altar que se erigió en la placeta de la Cruz de Piedra, con una imagen del Redentor encima de una pita. Estos dos alteres, llamaron poderosamente la atención, por su sencillez, y por la solemnidad lograda con plenitud.
Con el incendio acaecido posteriormente en la Iglesia del Salvador, desaparecieron los estandartes que se lucían en la tradicional procesión, que se debían a las firmas de los mejores pintores granadinos. Como igualmente de óleos, también de artistas locales, que servían como motivos pasionistas para los altares del trayecto, que junto con las maravillas que guardaba el templo, fueron pasto de las llamas, para tristeza de quienes con su entusiasmo y sacrificio habían dado vida al Vía Crucis en sus primeros tiempos.
Llega la comitiva a estos enclaves pasionistas, donde se reza las estación correspondiente, acto sencillo, humilde, pero con emoción intensa y gran devoción. La muchedumbre contestando al rezo con devoción en esta madrugada oriental, en este ambiente único, son la viva evocación de la tragedia del Gólgota en toda su imponente grandeza.
Al fin alcanza el cortejo la empinada cuesta del cerro del Aceituno, para llegar a la ermita donde se venera a San Miguel Arcángel. Aquí es donde el cuadro adquiere su más sublime expresión. Ha triunfado el sol completamente, bajo su yugo vemos la ciudad recostada e indolente al pie de la colina, brillan las casas con fresca blancura, surgen notas policromadas de lujuriante vegetación y se extiende en la lejanía la serena majestuosidad de la Vega, ondulante y sedosa como un manto oriental. Tras un mar de brumas se asoma en el horizonte la opulenta Sierra Nevada. Como orgullosa matrona que luce sus altas y blancas tocas.
Hay en todo una maravillosa armonía, el cielo, la tierra, la luz, la brisa, las gentes, todo.Todo forma un indefinible conjunto que sólo aquí se puede admirar. En esta mañana luminosa de primavera un pueblo sencillo, artesano y artista realiza la más típica y sugestiva de las procesiones de la Semana Santa.
Esto y no otra cosa fue el famoso y añorado Vía Crucis del Albayzín granadino.

Dedicado a los albaicineros, que fueron, son y serán las piedras de este imponente barrio.

viernes, 5 de marzo de 2010

El muerto al hoyo y el vivo al bollo


El sentimiento y el cariño por las advocaciones cristíferas y marianas en la década de los ochenta del pasado siglo supuso el relanzamiento de las hermandades pasionistas en nuestra Semana Santa. Surgieron así las primeras cuadrillas de costaleros, que lejos de aspirar a una compensación crematística por portar sobre sus hombros al Hijo de Dios y a su Madre, anhelaban servir cual cirineo a sus sagrados titulares. Se conforman así grandes cuadrillas de costaleros vinculadas institucional y orgánicamente a las hermandades nazarenas. Algunas de ellas han celebrado ya sus bodas de plata y otras están en ello. Curiosamente el resurgimiento y relanzamiento de nuestra Semana Santa se hace coincidir con el movimiento de hermanos costaleros, no en balde, incluso algunas corporaciones nazarenas tienen su germen y origen en el movimiento costalero. En época más reciente, y en pleno furor y ansia emuladora, quizás como pago de nuestra inmadurez, hicimos nuestro el costal y la cerviz como técnica costalera. No importa asumir lo foráneo cuando se está en proceso de construcción de una cultura costalera inexistente hasta ese momento en nuestra Semana Santa. En poco tiempo se experimenta, desde la seriedad y sosiego, un impulso cuantitativo (aumento de hermanos costaleros) y cualitativo (desempeño en la técnica y estatus en la hermandad) que nos hace augurar un definitivo asentamiento en nuestra Semana Santa y la construcción de un acervo propio en la misma del movimiento costalero.
Aunque no exento de algunas sombras preocupantes vinculadas a personalismos y protagonismos impropios de la religiosidad inherente a toda corporación nazarena. Es Cristo y sus advocaciones las que deben aglutinar las voluntades y las devociones. Así es y así debe de ser. No se puede entender la cuadrilla de costaleros del Gran Poder, sin el Gran Poder, del Cachorro, sin el Cachorro, de la Macarena sin la Macarena o de la Esperanza sin la Esperanza. En nuestra Semana Santa empezamos a conocer las cuadrillas de costaleros por sus martillos y llamaores y no por los sagrados titulares, mal asunto éste. Es más empiezan a surgir galácticos del martillo que aglutinan a más costaleros de lo que lo hacen los sagrados titulares y las hermandades. Ojo a visor, las galaxias se eclipsan, en lo cofrade siempre funcionan mejor los semilleros y canteras, pues se aclimatan mucho mejor a los entornos particulares, al pueblo, al barrio y sus gentes.
Podemos, desde decisiones improvisadas y caprichosas, que buscan el pan para hoy y que traerán el hambre de mañana, acabar con uno de los movimientos humanos que más han revitalizado las hermandades. Lo malo de los que no ven, de los miopes, es que toman decisiones desde esa miopía, sin calibrar las consecuencias para más allá de mañana.
Por ello cobran más valor las personas fieles e incondicionales a las hermandades que siempre suman voluntades y que desde su abnegada pasión por sus devociones divinas han ayudado a muchos cofrades a mirar para el Zaidín, a reparar que hay Semana Santa más allá del Genil. Estas personas no debían ser canjeadas por un puñado de costaleros, no es buena política mercadear con los costaleros. En su infinita bondad hacia su hermandad, incluso comulgan con ruedas de molino, asumiendo acuerdos tácitos de cara a la galería, en realidad abusivos, fácticos y unilaterales, por tal de que su Moreno camine hacia adelante y por derecho.
Gracias Javier Sierra Antequera por tu generosidad e infinita paciencia.