disfrutar, estos días,
un árbol de Navidad
muy especial
y colgar, en vez de regalos,
los nombres
de todos nuestros hermanos. Los de aquí
y los más lejanos. Los de siempre y los que
tenemos ahora.
Los que vemos cada día, y los que encontramos muy de
tanto en tanto.
Aquellos que siempre recordamos y los que a menudo olvidamos.
Los constantes y los inconstantes. Los de las horas
alegres y los de las horas difíciles. Los que sin querer ofendimos
y los que sin querer nos ofendieron. Aquellos que conocemos
profundamente, y aquellos que sólo conocemos por su
apariencia.
Los que nos deben alguna cosa y aquellos a los que debemos mucho. Los costaleros
humildes
y los costaleros importantes. Por eso los nombramos a todos, a todos los costaleros que han
pasado por la Valiente. Los que recibáis este mensaje y aquellos que no lo recibirán.
Un árbol de raíces profundas para que vuestros nombres no se puedan arrancar nunca.
Un árbol que, al florecer el año que viene, nos traiga ilusión, salud, amor y paz.
Ojalá que por Navidad, nos podamos encontrar de nuevo para compartir los mejores deseos
de esperanza,
dando un poco
de felicidad a aquellos
que lo han perdido todo.
Hermanos en nuestro Cristo de la Lanzada
FELIZ NAVIDAD |