Convocatorias

domingo, 1 de mayo de 2011

Sin reproches, Brillante Estación de Penitencia


Eran los albores de la nueva Semana Santa, de su revitalización e impulso relanzador a principios de la década de los ochenta del pasado siglo, cuando una cuadrilla de costaleros perteneciente a la hermandad del Nazareno elevó a buen nivel el andar costalero en una Granada que se asomaba con entusiasmo a una nueva época. Atrás quedaban los pasos traccionados con ruedas o por hombres pagados para tal menester. La trabajadera y los hombros era la forma de andar a la granaina y qué esplendida forma de hacerlo. El Nazareno cada Miércoles Santo salía bajo el dintel de la angosta y pequeña puerta del Convento de las Carmelitas Descalzas ¡y de qué manera! al milímetro había que trabajar y de rodillas para que el Calvario de nuestro Señor no sufriera daño alguno en una maniobra sumamente delicada y comprometida. Pero cada Miércoles Santo los hermanos costaleros hacían el milagro de ponerlo en la plaza de las Descalzas inmaculado e impoluto. El buen hacer costalero y el Señor obraban el milagro. Los avatares de la convivencia en el seno de la cofradía hicieron que esta cuadrilla de hermanos costaleros montaran en rebeldía y salieran de la hermandad. Algo, por desgracia, muy común en los últimos tiempos, y poco cristiano, los problemas y desencuentros en el seno de las hermandades lejos de acabar en la ruptura nos debería hacer más fuertes . Fundaron una asociación costalera denominada Costaleros Nazarenos, dispuestos a sacar cualquier titular que tuviera a bien contar con ellos, dejaron de ser hermanos costaleros para ser simplemente costaleros, una pena. La hermandad tuvo en poco tiempo que buscar una salida a la tesitura planteada y la encontró dentro de la propia hermandad, fueron hermanos los que dispusieron sus hombros para encajarlos con amor a su titular en las trabajaderas de su paso. Entre ellos estaba yo, era el inicio de mi transitar por el camino de la costalería. Ese Miércoles Santo de mil novecientos ochenta y cuatro se había creado una gran expectación a la Salida del Nazareno en la Plaza de las Descalzas, sobre todo por parte de aquellos que emprendieron la diáspora y que nunca admitieron que fueran prescindibles. Corrían negros augurios sobre la salida y sobre las partes del paso que sufrirían las consecuencias de una cuadrilla, de hermanos, pero inexperta. ¿Sería el remate de la Cruz de nuestro Señor en su parte más elevada la siniestrada? ¿el restregón se lo llevaría el costero izquierdo? o ¿sería el derecho el que perdería las volutas de la talla en caoba? El paso de nuestro Munué salió, porque así lo quiso él y los costaleros hermanos que íbamos en su parihuela. No obstante en el tenso y expectante silencio del gentío congregado en la plaza algún chiflido y sonido de desaprobación se escuchó en la salida, signo de la mezquina y mísera condición del que no sabe y no quiere aceptar la idea de que todos somos prescindibles, sonido de desaprobación que quedó silenciado por los aplausos cerrados de los fieles allí congregados. Los que asumieron una responsabilidad en el seno de la hermandad debieron alejarse del primario instinto y deseo de criticar a los que les reemplazaron en la misma, no supieron estar a la altura, es mucho mejor y sobre todo más cristiano, ponerse al servicio de la hermandad y a disposición de lo que ésta pueda necesitar. Los que actúan de esta manera podrán ser miembros de una asociación paralela, pero no de una hermandad.
Este Martes Santo la Hermandad de la Lanzada ha cumplido con su sagrada obligación de realizar su Estación de Penitencia a la Santa Iglesia Catedral, lo ha hecho de forma compacta, con un cortejo armado desde la salida hasta el regreso, con brillantez y hermandad entre los hermanos participantes. La Hermandad ha experimentado este año cofrade un cambio en su estructura organizativa, una nueva Junta de Gobierno ha asumido la responsabilidad de tomar las decisiones que permitan seguir haciendo hermandad y que ésta cada día sea mejor y más cristiana.
¿Y qué tiene que ver lo primero con lo segundo? pues posiblemente nada.